miércoles, mayo 21, 2008

alusión precedencial.

(me guarece lo violáceo)


(El cielo −inmenso− rodeándonos entre esta verde lluvia no hace más que enarbolar nuestro sentir de almas estrujadas. No hay luz, y si la hay es mínima y de un tinte verdevioletamortandad. Las almas −que intentan ahora henchirse o tomar lluvia− cuelgan de estáticas ramas otoñales. Hay viento, lo inmóvil no existe. Hablan entre babeos, gruñidos, sollozos y relinchos. Entre ellas.)

−ALMARIO: Me atrevo a decir que es tan terrible como haberme vuelto convexo, sabiendo de mi naturaleza de depósito, el hecho de tenerme estéril y vacío, imposibilitándome tarea y razón de contener.
−ALMÁCIGA: Al menos sabés de tu naturaleza, enllaguezco yo intentando llegar a mi centro. Me posaría sobre vos…
−ALMARIO: ¿Te posarías sobre mí?
−ALMÁCIGA: …si no fuera porque me es imposible reunirme. Me disipo.
−ALMARIO: Ah, era eso, el tema de la niebla otra vez.
−ALMÁCIGA: La niebla no importa, nadie puede escuchar este espeso llanto y entumezco con tus resoplidos. Dejame pensar aunque sea que tenés suerte por lo de los fundamentos, quizás acorde sería que me demostraras compasión.
−ALMARIO: Ahora que lo recuerdo, alguna vez contuve una guitarra.
−ALMÁCIGA: Y aún así mis lágrimas se filtran antes de llegar a tu piel. Es evaporación, jamás niebla.
−ALMARIO: La guitarra sonaba bien, vos estás desafinada.
−ALMÁCIGA: No engulle la tristeza tu agresión y sé que estás mal, que sería más simple llamar a la palabra para tocarte, pero me está pasando algo. Cuando me contabas de tu experiencia con la guitarra aludí también yo a una reminiscencia. Parece que alguna vez supe ser un puente, una sala de espera hacia la vida, en algún desapegado paralelismo. Supongo que me era fácil atender al mínimo o al desahuciado que rápido aprendía a levantarse entre mi piel.
−ALMARIO: Cargaste entonces con la habilidad de llenarte con indolencia, frialdad y abulia como ahora de recuerdos. Si supieras cuánto envidio tu incuestionable capacidad…
−ALMÁCIGA: Mi existencia llegó a perderse así, y juntos estamos evocando nuestras reminiscencias. Sé que preferís el silencio pero entonces, dentro de él, ya no te ves tuyo, propio. Intentemos evadirnos como la vez que conseguí hacerme una con la rugosidad de unas paredes que estuvieron a mi entera disposición toda una noche.
−ALMARIO: ¿Creés que es esa la manera? Sí, sí… hablaste de la pérdida del ser. (Por lo bajo.) Si te hospedaras aunque sea dos horas en mí… (Hacia la incomprendida.) ¿Evadirnos dijiste?
−ALMÁCIGA: Eso dije.
−ALMARIO: (Tranquilo, como la introducción a una canción de algún autómata.) Tan dulce y cálido saberme concavidad…

(La casi ausencia de luz titila y yo soy esa que se encuentra bajo tierra. El cuerpo sobresale y alguien tira el telón. Los talones de Almáciga y Almario se dejan caer disonantes aunque nadie pueda verlos.)


(21/5/08 - 20:04)


Almáciga: f. Resina aromática, en forma de lágrimas, que se extrae de una variedad de lentisco.|| Lugar donde se siembran semillas de árboles para trasplantarlos después. || Masilla.

Almario: m. Armario. (Ú. en la loc. Fam. Tener su alma en el almario.)

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