lunes, octubre 27, 2008

nociva crudeza.



El reflejo de las gotas perdidas en mí, llevándome. (a dónde) Las esquinas palpan, siendo hurgadas. (porque el aire, sed de acontecer a la noche)

Golpéame lluvia para volverme caudal de una vez... bajo algún rayo carente de intensidad. (siquiera merezco)

Enumerar era entonces como evadir las luces de la tarde, perder finalidad y mojarse sin ideas, sin ánimos de ser secada por otro extraño. Ningún pabilo me despierta ya.

Los trapitos dentro y sucios de mí. (por eso)