martes, junio 17, 2008
Ya nadie dibuja o describe ciudades para acariciarme en el rincón de la transferencia; anularon los umbrales. La comunicación se quedó sin suspiros y el contenido me satura, me rompe. Lo pincha y se va. El hijo se sostiene en mí. No tiene nombre y me acurruco entre mi muerte. Descubro que al partirme sobresalen algunas de las partes tersas que creí perdidas. La exhumación involuntaria me hace escupir carne del pasado sin perdones. El hijo me espera con los brazos por el suelo porque sabe que esta noche no voy a soñarme. Fugitiva soy cuando me escucho venir. Sueño igual, dejando que mi garganta se abra.
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4 comentarios:
Me encantan las cosas que escribis, sos muy flashera flaca jajaja Un beso enorme
No sabes como odio la ilogica...
Cortazar y vos me caen mal.
No te preocupes, lo habia notado.
Besos, roja.
es que a veces,
solo a veces, ella tiembla y no soy yo.
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