Tan tibio traerte a éste,
mi lugar de rincones desperdiciados
repletos de la podredumbre
de mi cuerpo.
No.
Niego;
la acción
incomoda al diablo chiquito
y manso
que se sobresalta con los colores
de presencia mía que se va
en sombras clandestinas.
No puedo.
Cargar con estas flechas
no puedo
clavarme más en la locura
acuática.
No puedo alejarme.
Me disipo
antes de apretujar
la mano que nos arde
mientras el mundo baila
sin caerse esta vez.
No puedo alejarme del ritmo.
Las escaleras guardan la quietud de los muertos
epilépticos sobre el pesado cuerpo mío
hoy sin color
y crujen mi despedida,
bienvenida de fábulas
con inaceptables moralejas.
El mundo nos llama; No puedo alejarme del ritmo inmóvil.
2 comentarios:
no se bien que pero por alguna extraña razón al leerte me vi más a mi, o lo que quiero ser, leer tantos libros, ver tantas maravillosas películas.
Un gusto realmente,
( no pienso decirte nada de lo que pienso al leerte )
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