sábado, noviembre 29, 2008

Tenías un canto que se clavaba en todas mis partes sensibles, más allá de mi alma, de los pocos trozos de esencia grata. Un alarido creado para masticar mi historia, algo que no me dejara construir sueños o proyectos, emitiéndose constantemente. El sonido de tu respiración hecho cárcel me sostiene, me da de comer, me abriga. Soy un objeto.



Me grita, ME EXIGE también que deje de llorar.

(y yo tengo que arrancarme)



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